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Autores:

Stads, Gert -Jan; Cotro, Beatriz; Allegri, Mario

Año:

2008

Editor:

Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI); y Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA)

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En 2006, Uruguay empleaba en torno a 400 investigadores ETC e invertía 848 millones de pesos uruguayos (en precios actuales) en investigación agropecuaria. La estructura de financiamiento del INIA es peculiar para América Latina pues el instituto recibe la recaudación de un impuesto sobre los productos que se aplica al valor total de las ventas de productos agrícolas en Uruguay además de una asignación equivalente del gobierno nacional. Por lo tanto, el INIA depende en gran medida del valor total de la producción del sector agropecuario de Uruguay. Durante el período 1999–2003, el país atravesó la peor crisis económica de su historia reciente que, a su vez, provocó una disminución de la producción agrícola y, por consiguiente, del financiamiento total del INIA. En 2004, la economía de Uruguay comenzó a recuperarse y la inversión en I&D agropecuario volvió a aumentar rápidamente.

Uruguay saca ventaja a muchos de sus homólogos latinoamericanos en varios indicadores clave de C&T agrícola. Por ejemplo, el gasto en investigación agropecuaria como porcentaje del PIB Ag (cerca de un 2,0 por ciento) es mucho más elevado que en otros países de América Latina. Sin embargo, es importante observar que para evaluar correctamente la importancia de la agricultura para la economía de Uruguay, es necesario tomar en cuenta los vínculos con el sector del agronegocio. El papel indirecto del sector agropecuario en el conjunto de la economía es mucho más importante que el reflejado en los datos de PIB Ag oficiales. Por lo tanto, el elevado ratio de intensidad de la investigación agropecuaria del país debería ser evaluado desde esta perspectiva.